NaciĂł en suiza pero viviĂł la mayor parte de su vida en Argentina .
sus escritos son feministas ,cosa que no era muy comĂşn en esa Ă©poca ,ella decĂa que con sus letras libero la opresiĂłn que su madre y todas las mujeres de sentian
pero por desgracia esta magnifica escritora fue diagnosticada con cancer de mama y no los soporto , termino suicidándose en el mar
Algunos poema de esta autora
TU ME QUIERES BLANCA
Tu me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada
Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
TĂş me quieres nĂvea,
TĂş me quieres blanca,
TĂş me quieres alba.
TĂş que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
TĂş que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
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TĂş que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
TĂş que el esqueleto
Conservas intacto
No sĂ© todavĂa
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
LĂmpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raĂz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate al alba.
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Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedĂł enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
PretĂ©ndeme nĂvea,
Preténdeme casta.
Presentimiento
TENGO el presentimiento que he de vivir muy poco.
Esta cabeza mĂa se parece al crisol,
Purifica y consume.
Pero sin una queja, sin asomo de horror,
Para acabarme quiero que una tarde sin nubes,
Bajo el lĂmpido sol,
Nazca de un gran jazmĂn una vĂbora blanca
Que dulce, dulcemente, me pique el corazĂłn.
¿Y TU?
SĂ, yo me muevo, vivo, me equivoco;
Agua que corre y se entremezcla, siento
El vértigo feroz del movimiento:
Huelo las selvas, tierra nueva toco.
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SĂ, yo me muevo, voy buscando acaso
Soles, auroras, tempestad y olvido.
¿QuĂ© haces allĂ misĂ©rrimo y pulido?
Eres la piedra a cuyo lado paso.
S O Y
SOY SUAVE y triste si idolatro, puedo
Bajar el cielo hasta mi mano cuando
El alma de otro al alma mĂa enredo.
Plumón alguno no hallarás más blando.
Ninguna como yo las manos besa,
Ni se acurruca tanto en un ensueño,
Ni cupo en otro cuerpo, asà pequeño,
Un alma humana de mayor terneza.
Muero sobre los ojos, si los siento
Como pájaros vivos, un momento,
Aletear bajo mis dedos blancos.
SĂ© la frase que encanta y que comprende
Y sé callar cuando la luna asciende
Enorme y roja sobre los barrancos.
NATURALEZA MIA
NATURALEZA mĂa, la que fuera
Como pesada abeja en primavera,
Ociosa y hecha para siestas de oro,
Voraz, aletargable, mudadera.
Bajo las tardes cálidas, dormida
De amor, ya el nuevo amor te daba brida,
Y tĂş arrastrabas un pesado cuerpo,
Pesado por el zumo de la vida.
¿QuĂ© hice de tĂ? Para enfrentar tus males
Sobre tus formas apreté sayales,
Y en flagelarte puse empeño tanto
Que hoy filosofas junto a los rosales.
Disminuida, atáxica, robada,
En tu pura pureza violada,
Miras te baten palmas los sensatos
Con tu ya blanca y Ăşltima mirada.
V O Z
TE ATARE
a los puños
como una llama,
dolor de servir
a cosas estultas.
Echaré a correr
con los puños en alto
por entre las casas
de los hombres.
Hemos dormido, todos,
demasiado.
Dormido
a plena luz
como las estrellas
a pleno dĂa.
Dormido,
con las lámparas
a medio encender;
enfriados
en el ardimiento solar;
contando el nĂşmero
de nuestros cabellos,
viendo crecer
nuestras veinte
uñas.
¿Cuándo
los jardines del cielo
echarán raĂces
en la carne de los hombres,
en la vida de los hombres,
en la casa de los hombres?
No hay que dormir,
hasta entonces.
Abiertos los párpados;
separados con los dedos,
si quieren ceder,
hasta enrojecerlos
por el cansancio,
como los cĂrculos
lunares,
cuando la tormenta
quiere
desmembrar
el universo.
VOY A DORMIR
DIENTES de flores, cofia de rocĂo,
manos de hierbas, tĂş, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredĂłn de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mĂa, acuĂ©stame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelaciĂłn, la que te guste;
todas son buenas: bájala un poquito.
DĂ©jame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...
Mundo clipđź“Ž
Mercedes.osea
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